En estos tiempos, de extrañeza y confusión, de incertidumbre e inquietud, de duda y desorientación.
En estos tiempos, en los cuales ya no se sale a la calle con pancartas y banderines, donde ya no se pide la cabeza de ningún responsable.
En estos tiempos, en los que cuatro bolsos interesan más que cuatro millones de bolsillos, donde la venganza y la desidia persiguen y acosan, a diestra y siniestra, a todo lo que osase moverse, con tal de conseguir aferrarse un minuto más a un clavo ardiendo.
En estos tiempos, en los que no se sabe qué alegría es la que hay que defender, ni cuáles son los cenizos de los que hay que preservarla, donde el arte ya no es arte si no creación al servicio del poderoso.
En estos tiempos, en los que luchar por un futuro es de antipatriotas, donde eliminar a seres nonatos es buscar la maternidad responsable, donde matar al desvalido es darle una muerte digna, donde obligar a pagar más es proteger al que menos tiene.
En estos tiempos, en los que las siglas de los trabajadores ya no viajan en rojos furgones hacia las puertas de ninguna entidad pública, en los que silbatos, altavoces y sirenas callan vergonzosamente, sin duda, ignorando lo que no interesa para atender el cobro de su silencio.
En estos tiempos donde los aquelarres mediáticos elaboran brujería escrita, vista y oída con el fin de extasiar mentes despiertas dispuestas a luchar por terminar con la pena que asola.
En estos tiempos en los cuales la culpa, más soltera que nunca, es lavada de las manos de su ZarraPastroso marido, donde borrar dos caras de una foto es más importante que borrar guerras del pasado, que dividen y enfrentan.
En estos tiempos en los que el interés personal prima sobre el general, donde los que no hacen ni mucho ni poco ni nada, con gusto se cuelgan medallas, donde no se diferencia el poder de la maldad, donde quien debiera ser nuestro amigo es el perverso enemigo.
En estos tiempos que corren, nosotros nos preguntamos… ¿Dónde quedó la verdad?
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